II Foro Internacional de Creatividad y Aprendizaje, Puelche Frutillar: El arte obliga a pensar, buscar respuestas y aprender a escuchar críticas

January 14, 2018

sommerTodos estos valores son claves para la educación actual, entre cuyas tareas está formar jóvenes que se enfrentan a un mundo incierto, donde son más las preguntas que las certezas. 

En el año 1899, el artista francés Jean-Marc Coté imaginó el futuro de la educación a través de un dibujo. En su ilustración, la sala de clases del siglo 21 se muestra como un espacio donde los alumnos llevan cascos en sus cabezas: mediante cables conectados a estos particulares sombreros, el profesor -un hombre mayor rodeado de libros- les traspasa su conocimiento. Los estudiantes están sentados uno detrás del otro y se mantienen así sin hablar en sus puestos.

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"No hay interacción alguna y los jóvenes se muestran como seres pasivos, personas que solo reciben información", comentó Daniel Wilson, académico e investigador de la Escuela de Educación de la Universidad de Harvard, a los cerca de 500 profesores que llegaron a escucharlo al Teatro del Lago, en Frutillar, donde esta semana se desarrolló el Foro Internacional de Creatividad y Aprendizaje Puelche. "Lo que es profundamente perturbador es que más allá de la caricatura, en muchos colegios existe la idea de que la educación es algo que efectivamente implica tener a un docente dictando materia mientras los alumnos toman nota sin interactuar con él o con otros. Y de las ideas surgen las prácticas", advirtió el especialista.

El llamado a una educación más activa es lo que también resaltaron los otros expositores invitados al foro, que por segundo año organizaron el Teatro del Lago, el colegio Kopernikus y la Fundación Plan para el Desarrollo Sustentable (Plades). El mensaje común consistió en involucrar mucho más a las artes para lograr este objetivo.

"El desafío es ver cómo podemos preparar mejor a los jóvenes para un futuro incierto, donde el progreso y las oportunidades no se pueden dar por sentadas", indicó Linda Nathan, directora del Centro para las Artes y la Escolaridad de Boston.

"El arte es fundamental para desarrollar las llamadas habilidades del siglo 21. A diferencia de tantas cosas en el currículo escolar, en el arte es la crítica y no las reglas lo que vale. Los problemas pueden tener más de una solución y las preguntas pueden llevar a más de una respuesta. Demasiadas cosas en las escuelas requieren que se replique la información que otros están entregando. En cambio, la creación de arte a menudo involucra sorpresas, tener que enfrentarse a lo desconocido", dijo.

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Cartón, lluvias y Shakespeare

Doris Sommer, directora de la Iniciativa de Agentes Culturales de la Universidad de Harvard, resumió la necesidad de aprender a sortear procesos desconocidos a través del arte, señalando que una persona que trabaja con la creatividad es alguien que aprende a "hacer cambios en el mundo. Toma decisiones; no es víctima. El arte permite aprender a aterrizar ideas", explicó.

Durante su charla, Sommer recordó tradiciones latinoamericanas para ejemplificar cómo se puede volver más creativo un proceso de aprendizaje. Así, por ejemplo, habló sobre la costumbre de las tabacaleras de contratar a un cuentacuentos para que leyera en voz alta mientras otros manufacturaban cigarros. Si algo no se entendía, la tradición era hacerse preguntas unos a otros, para ir desentrañando un texto que en principio parecía complejo. "Al leer en voz alta e interpretar juntos nadie queda fuera: el hiperactivo, el disléxico e, incluso, el analfabeto pueden ir dando opiniones. Entre todos se va alimentando la curiosidad".

Otra propuesta para fomentar el amor por la lectura de forma novedosa es imitar lo que hicieron algunas editoriales luego de la crisis económica de Argentina, que fue crear y publicar libros usando cartón reciclado, o la antigua costumbre de Brasil de crear las páginas de un cuento y colgarlas en tendederos, como si fueran ropa, para que otros, curiosos, se acercaran a verlos y se interesaran en leerlos. "Sin placer, el aprendizaje no se queda; el placer hay que rescatarlo como valor".

Linda Nathan nombró a Elizabeth Schibuk como ejemplo de aprendizaje ligado al arte. Para que su clase de 7° básico entendiera más sobre el futuro del clima en la Tierra -materia que era parte del módulo de Ciencias-, esta profesora los invitó a crear esculturas y composiciones musicales basadas en procesos de sonidificación de datos sobre el cambio climático: el patrón de lluvia de un año a otro, por ejemplo.

Para una clase de Historia, cuyo objetivo era tratar temas de ciudadanía y generar opinión en los alumnos, en la Academia de Artes de Boston a los jóvenes de enseñanza media se les pidió escuchar audios de personajes como John F. Kennedy o Martin Luther King. En base a ellos, debieron crear un baile que diera cuenta del trasfondo histórico, mezclándolo con lo que ellos creían que eran problemas actuales.

Pat Cochrane, quien diseñó un programa sobre creatividad e imaginación del British Council, recordó que para fomentar alumnos creativos, se requiere de profesores que entiendan su importancia. Para ello, es necesario que ellos mismos experimenten este tipo de procesos de antemano: en Inglaterra, muchos profesores de Literatura que enseñan sobre Shakespeare participan en talleres de teatro donde actúan como los personajes que después enseñan, indicó.

"El nombre del seminario, Puelche, hace juego con este viento del sur del país. Esta corriente de aire lleva al movimiento, que se cuela y abre ventanas, explicaron los organizadores, quienes esperan que las ideas discutidas en el foro tengan ese mismo efecto".

Por Margherita Cordano F. 

SOURCE: El Mercurio